jueves, 21 de junio de 2007

Lo que vi.

Jueves 21, 2007.
Vino a recogerme Victor, pues Temístocles estaba ocupado preparando el retiro que debe comenzar mañana en Sachas.
Llegamos, y recién salió un hermano evangélico de dar la charla, su charla. Eran las 4 pm.
Al entrar sentí una alegría especial en el grupo. Eramos recibidos con ilusión. Y saludando, descubro caras nuevas y jovencísimas. Desde mi silla, sentado, observo a los que van atados con cadenas en los tobillos. Junto a la palmera está atado con cadenas y esposas un muchacho joven, que, me dijeron, después de comer intentó escapar subiendo a la tapia. Cuando al terminar fui a saludarlo, temblaba. Me dijo que lo habían rociado con agua.
No es momento para un comentario sobre estos hechos. ¿Acertado esta terapia, este comportamiento de la dirección? ¿Sock terapeútico? ¿Símbolo del encadenamiento interior que supone el alcohol, la droga? ¿O sencillamente por mal comportamiento?
Un día descubriré.
Intervino primero con su charla Victor. Bien.
Fui yo después con la mía, queriendo ganar sus sentimientos para confiar en El, en Dios. Creo que se consiguió el impacto correspondiente.
Tengo la firmísima convicción de que, cuando Dios quiera, ocurrirán las cosas que El tiene que hacer. A mi me toca sembrar y sembrar bien.

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