sábado, 30 de junio de 2007

Enseñándonos a tener fe.

Es una parte muy importante del mensaje que nos trasmitimos los alcohólicos. Porque se ve que el otro tiene fe, uno se contagia de la misma. Porque se ve la transformación que ha habido en el compañero, espera uno que podrá también darse en mí.
Es como si tuviera que ocurrir un milagro en mi vida para llegar un día a ser sobrio. El asunto es serio, y no es tan fácil comenzar a creer y creer de verdad.
Poquito a poco se va acariciando la idea de creer, de ver lo bonito que es creer, de no tener más remedio que creer y entregarse.
Yo que no soy alcohólico, soy por otra parte testigo de que yo también le creí a Dios -o a su mensajero- cuando me se me dijo que Dios me quería donde estaba, que no me fuera. Recibí la gracia de poder ser fiel, por eso mi perfil es Fidelis. Es lo que quiero ser, fiel a Dios.

Hoy, 30 de junio, nos hemos encontrado los que participamos en la eucaristía de todos los días con unos textos de la palabra de Dios, todos ellos referentes a la fe. Son textos pesados, de muchos quilates.
Se nos dice que Abraham es el padre de la fe. Y qué ocurrió con él (Gn 12 ss). Tres proyectos imposibles de fe:
1ro.: saldá de tu tierra y vete a la tierra que yo te mostraré que te haré padre de una multitud. Tu descendencia serán como las estrellas del cielo y las arenas del mar. Cuéntalas si puedes. Y Abraham creyó y salió.
2do.: en el encinar de Mambré recibe Abraham visita de 3 jóvenes (ángeles). Bien les trata Abraham. Preguntan por Sara, su mujer, su anciana mujer. Y le dicen que volverán en un año, pues Sará concebirá y te dará un hijo. ¡Imposible por la edad! Abraham creyó, conbió Sara y le dio un hijo Isaac.
3ro.: Isaac creía, ya tenía como 12 añitos. y Dios le pide a Abraham ir al monte Moriac y ofrecerle allí el sacrificio de su hijo, su único hijo. Y obedeció Abraham y ante lo imposible confesaba "Dios proveerá" y al ir a sacrificar a su hijo, le paró la mano. Encontró en zarzas un corderito y lo ofreció a Dios.
Dios bendijo a Abraham y con él a todas las naciones.
En el Evangelio (Mt 8)
se le acerca a Jesús un pagano romano, un oficial romano, pidiéndole la curación de su criado paralítico y enfermo. Ok, le dice Jesús, voy allá. No es preciso, le dice el oficial. Basta que tú lo digas y se hará. Pues yo a un soldado le mando y hace lo que le mando. Igual tu. Jamás he visto una fe tan grande, dijo Jesús. Vete en paz, tu criado está sano.
Y como canto interleccional hemos proclamado el Magnificat de María. Es que el caso de María es otro caso fundante de fe. Quedó embarazada porque creyó al mensajero que le decía que el Espíritu Santo descendería sobre ella y le dejaría embarazada.
Es que para Dios no hay nada imposible.

Y este es el gran mensaje experiencial que comunicamos a los compañeros alcohólicos, que el Ser Supremo lo puede todo, que nos hemos decidido por poner nuestra voluntad y nuestra confianza en Dios, como cada uno lo vive.
Sin esta fe, lo sabemos, no entramos en el programa de los A.A., y por no entrar en el al completo no podremos recuperarnos.
¿Amenaza? No. Testimoniar lo que los compañeros han vivido.

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